Por Adrián Brecha
La gripe A perdió presencia en las pantallas calientes del invierno y los niños/as, gracias a Dios o a quien sea, regresaron a la hermosa rutina de asistir a clases durante 5 horas. Luego de un mes de grandes momentos, entre personas que no se conocen pero que tienen la misma conformación genética, todo vuelve a la normalidad o algo parecido. Ya no es necesario que papá y mamá se vean las caras todo el día acompañados por esos hermosos retoños, peleando por la soberanía del control remoto.
Pero agosto no da descanso: hay que preparar el dinero plástico para resistir la embestida del día del niño. Los resignados padres enfrentarán la tan preciada celebración que enriquece las arcas de los jugueteros. Hasta la década del noventa, el día del niño se celebraba el primer domingo de agosto. Los intereses comerciales de la cámara argentina del juguete incidieron en el traslado al segundo domingo ya que, como es de público conocimiento, nadie cobra en fecha. Históricamente, este homenaje a esos locos bajitos logra alianzas financiadas por abuelos o tíos solteros, que los llevan al cine para conmover a alguna joven incauta. No hay nada más insoportable que un ñiño/a reclamando por un juguete y un padre progre argumentando por qué no le compra ese Barney. Esta bien, todos fuimos niños o todos tenemos un niño adentro, pero esa frase, en boca de Monseñor Storni no queda muy santa, aunque permita a mayores de treinta reclamar obsequios el próximo domingo a la persona que deja fluir la más oscuras de las fantasías. No existe planificación familiar que nos rescate, no escaparemos, hay que regalar sin protestar, obedecer los mandatos comerciales y provocar la sonrisa de los pequeños seres. Por eso, en un acto de arrojo ofrecemos cinco yeites para salir ilesos el próximo domingo:
1. Nada mejor que compartir un domingo soleado y remontar ese viejo barrilete que nunca alcanzó vuelo, aunque prefieran una Playstation.
2. Progenitores divorciados sean cuidadosos: los niños/as son muy hábiles y juegan a cuál de los dos hace el mejor regalo. No caigan en la trampa.
3. Tío/a sin nupcias, aproveche la ocasión y salga con el sobrinito/a. Es muy efectivo. Si los padres no lo prestan para estos menesteres, un cachorro surte el mismo efecto.
4. Si carece de efectivo está sonado, pero puede intentar enseñando trucos, pateando penales, armando pelotas de trapo, sellos de papas, fútbol con botones o algún viejo juego. Si se decepciona, no será la primera ni la última vez.
5. ¡Sea feliz! Los niños/as son extraordinarios, aunque el mundo esta lleno de adultos comunes y corrientes que alguna vez fueron niños/as.
Publicado en Pausa #42